El pasado mes de abril, el presidente de Mozambique, Filipe Nyusi, realizó unas declaraciones que conmovieron a muchos. En un discurso en la Universidad Pedagógica de la capital mozambiqueña, Maputo, Nyusi destacó que la guerra que tuvo lugar en su país durante más de una década no fue entre el pueblo portugués y el pueblo mozambiqueño, sino entre soldados que eran obligados a cumplir órdenes de un régimen fascista y un pueblo unido por el deseo de libertad.
Estas palabras del presidente Nyusi son un recordatorio importante de que, en medio de la guerra y la violencia, es fácil olvidar que aquellos que luchan en el campo de batalla no son enemigos naturales, sino individuos que han sido obligados a tomar las armas y enfrentarse unos a otros. Y en el caso de la guerra entre Mozambique y Portugal, esta verdad es aún más evidente.
En la década de 1960, Mozambique era una colonia portuguesa y estaba bajo el régimen dictatorial de Antonio de Oliveira Salazar. Los jóvenes mozambiqueños se veían obligados a unirse al ejército portugués y luchar en una guerra que no era suya. En lugar de ser libres para construir su propio futuro, se les obligaba a luchar en una guerra en la que no creían y que no entendían.
El presidente Nyusi, quien también fue uno de estos jóvenes obligados a luchar en la guerra, entiende muy bien esta realidad. Él mismo se unió al movimiento de liberación FRELIMO y luchó por la independencia de su país. Y después de años de guerra y sufrimiento, finalmente Mozambique logró su ansiada independencia en 1975.
Pero la independencia no significa necesariamente libertad. Después de la independencia, Mozambique se encontró en un estado de devastación y pobreza extrema. La guerra había dejado al país en ruinas y la falta de recursos y educación había dejado a la población en una situación desesperada.
Sin embargo, a pesar de todos estos desafíos, Mozambique ha logrado avanzar y progresar en los últimos años. Y gran parte de este progreso se debe a la reconciliación y la unidad que se ha logrado entre el pueblo mozambiqueño y el pueblo portugués.
En lugar de mantener el resentimiento y el odio hacia Portugal, Mozambique ha optado por perdonar y trabajar junto a su antigua metrópoli para construir un futuro mejor para ambos países. Y esta cooperación ha dado sus frutos en términos de desarrollo económico y social.
Mozambique, a pesar de ser uno de los países más pobres del mundo, ha logrado un crecimiento económico sostenido en los últimos años. La agricultura, el turismo y la industria del gas natural han sido los principales impulsores de esta economía en crecimiento. Y el país también ha logrado grandes avances en términos de educación y atención médica, permitiendo a su población tener un futuro más prometedor.
Pero más allá de los logros económicos, lo más importante es que Mozambique ha logrado construir una sociedad más unida y pacífica. La reconciliación con Portugal ha sido un paso importante en este camino, pero también ha habido esfuerzos internos para promover la paz y la unidad entre las diferentes etnias y grupos religiosos en el país.
No podemos negar que Mozambique aún enfrenta desafíos y que hay mucho por hacer para mejorar la calidad de vida de su población. Pero el hecho de que un país que sufrió una guerra tan devastadora haya logrado avanzar y progresar de manera tan significativa en las últimas décadas es un ejemplo inspirador para el resto del mundo.
El presidente Nyusi es un líder que entiende que la paz y la reconciliación son fundamentales para el desarrollo y el progreso de un país. Y sus palabras en la Universidad Pedagóg