El Ministro de Economía, Pedro Siza Vieira, ha declarado recientemente que el futuro de la TAP, la aerolínea de bandera de Portugal, no depende de su privatización. Aunque esta noticia ha generado cierta incertidumbre en el país, el Ministro ha expresado su confianza en la economía portuguesa y en la capacidad de la TAP para atraer inversiones.
Durante una entrevista, el Ministro Siza Vieira afirmó que “no hay una correlación directa entre la privatización de la TAP y la llegada de inversiones”. Esta declaración ha sido recibida con cierta sorpresa por parte de algunos sectores, ya que se esperaba que la privatización de la aerolínea fuera uno de los principales atractivos para los inversores extranjeros.
Sin embargo, el Ministro ha dejado claro que la decisión de privatizar o no la TAP no está en sus manos, sino en las del Consejo de Ministros y del Parlamento. Además, ha asegurado que el gobierno está trabajando para encontrar una solución que garantice la viabilidad y sostenibilidad de la compañía aérea, independientemente de su propiedad.
Esta postura del Ministro ha sido respaldada por el presidente de TAP, Miguel Frasquilho, quien ha afirmado que la privatización no es una condición indispensable para el futuro de la aerolínea. Frasquilho también ha destacado que, aunque la TAP es una empresa estratégica para Portugal, su principal objetivo es ser rentable y competitiva en el mercado.
A pesar de estas declaraciones, el Ministro ha dejado claro que confía en la capacidad de la TAP para atraer inversiones. Según él, la aerolínea tiene una posición estratégica privilegiada, con una red de destinos en constante crecimiento y una fuerte presencia en mercados emergentes. Además, la TAP cuenta con una flota moderna y un equipo altamente cualificado, lo que la convierte en una empresa atractiva para los inversores.
El Ministro también ha destacado la importancia de la TAP para la economía portuguesa, ya que genera miles de empleos directos e indirectos y contribuye al desarrollo del turismo y del comercio internacional. Por ello, el gobierno está comprometido en encontrar la mejor solución para garantizar su éxito y su contribución al crecimiento económico del país.
Esta postura del Ministro ha sido bien recibida por parte de los trabajadores de la TAP y de los sindicatos, que han mostrado su preocupación por el futuro de la aerolínea en caso de una posible privatización. Además, ha sido vista como una señal de estabilidad y confianza en la economía portuguesa por parte de los inversores extranjeros.
En este sentido, el Ministro ha destacado que Portugal ha demostrado su capacidad para afrontar los desafíos económicos, como lo demuestra su recuperación tras la crisis financiera de 2008. Según él, la confianza en el país es cada vez mayor y esto se refleja en la llegada de inversiones y en el crecimiento de la economía.
En resumen, el Ministro de Economía ha dejado claro que el futuro de la TAP no está en juego, independientemente de su privatización. Su confianza en la capacidad de la aerolínea para atraer inversiones y su compromiso en encontrar una solución sostenible y rentable son señales positivas para el futuro de la compañía y para la economía portuguesa en su conjunto.